ESCORTS EN LA HISTORIA: LAS GEISHAS

Son legendarias, aunque tal vez para nosotros no resulten tan deseables como las hermosas escorts de zona norte. Pero ahí están, habiendo escrito varias páginas en la historia de los servicios sexuales. Y no solo de eso.
Como definición, podemos decir que una “Geisha” es una artista tradicional japonesa. Tiene como profesión animar fiestas, reuniones o banquetes con música, danza y narraciones. Su aprendizaje suele comenzar alrededor de los quince años.
Fueron comunes en los siglos XVIII y XIX. Aún hoy existen, en menor número, y sus servicios tienen menos demanda; ya no son parte del folclore. En su adolescencia, las geishas a veces trabajaban como criadas o asistentas de las más experimentadas, y más tarde como “minarai” o aprendices de geisha. En el primer mes de entrenamientos, solo observaban en silencio y se adaptaban. Al cabo de ese mes, y luego de una ceremonia, se les asigna una mentora. Esto es muy japonés: el o la estudiante deja a su familia y comienza a hacer trabajos hogareños, asistiendo a su mentor con el fin de convertirse finalmente en uno. Se ve en muchas actividades.
Las geishas se multiplicaron rápidamente en salones de té y en las “ryokan” (posadas tradicionales) a partir del siglo XVII. En un principio, tenían la prohibición de ofrecerse para el sexo, pero eso nunca se cumplió totalmente, y la virginidad de algunas aprendices llegó a ofrecerse en subastas.
¿Habrán sido el equivalente oriental a las hermosas escorts zona de norte? Tal vez.
Para el imaginario occidental, las geishas ejercían una forma de prostitución. Pero no siempre fue así, ni mucho menos. Por lo pronto, no tenían ninguna obligación de tener sexo con sus clientes. Eso era (casi) siempre voluntario. Y no solo una cuestión de dinero. La chica podía elegir ofrecerse de esa forma o no. Porque, ante todo, siempre se autopercibieron y fueron percibidas (en Japón, claro) como artistas. “Ser Geisha implica ser apreciada como una obra de arte viviente” (del libro “Memorias de una Geisha”)
Se considera que la edad de oro de las Geishas fue a partir del siglo XIX, y se extendió hasta la Segunda Guerra Mundial. Había miles de estas mujeres repartidas por todo el país. El gobierno de la dinastía Meiji se mostraba favorable, y cada casa del té era frecuentada por una clientela aficionada a ellas.
Se volvió una profesión rentable, y una buena Geisha podía ganar muchos cientos de miles de yenes. En esos tiempos dorados también fueron verdaderas “influencers”, muchas décadas antes de que ese vocablo fuera popular. Porque dictaban las tendencias de la moda, aunque sin dejar de lado las tradiciones.
Todo concluye al fin
La edad de oro de las Geishas terminó con la Segunda Guerra Mundial. En 1944, el gobierno japonés cerró sus albergues y salones para que las Geishas pudieran trabajar en las fábricas durante el conflicto bélico. Un año después de terminada la guerra, esos albergues y casas de té volvieron a abrir sus puertas nuevamente.
En 1957 el gobierno prohíbe la prostitución, e impone por ley la escolaridad obligatoria hasta los 16 años. Además, casi no habían quedado academias de Geishas. Ya en los años 90 no había más de un centenar de aprendices. Se la considera hoy una profesión anticuada, lejos de las opciones más populares como forma de vida para las chicas.
De todas maneras, se las respeta y protege, por cuanto son un emblema de la cultura japonesa, reconocido en todo el mundo.